Reflexiones sobre el consumo de tabaco

por Susana Zazo Díaz


Esta página te ayuda a dejar de fumar planteando cómo actúa el tabaco, sus peligros para la salud, las etapas por las que pasa quien va a dejar de fumar, los beneficios de dejarlo, mitos que existen sobre el tabaco, el problema para el fumador pasivo, y describe un programa preventivo.

Reflexiones sobre el consumo de tabaco

En la práctica clínica diaria, en ocasiones nos encontramos ante un paciente al que prescribimos el cese del hábito tabáquico, pero nos pregunta ¿cómo lo puedo hacer? En este momento nos quedamos sorprendidos, respondemos que es tan sólo una cuestión de voluntad o como mucho recomendamos un tratamiento con sustitutivos de nicotina, sin saber realmente cómo abordar dicho problema, ni qué consejos dar en cada una de las sucesivas etapas de su proceso de desintoxicación y deshabituación tabáquica. Por todo ello, hemos creado esta pequeño programa de intervención, con el objetivo de lograr ayudar a nuestros pacientes en tan arduo recorrido.
Antes de comenzar con la presentación del mismo, sería conveniente presentar algunas nociones sobre el tabaco.

¿CÓMO ACTÚA EL TABACO?

El hábito de fumar cigarrillos ha sido el método más popular de consumo de nicotina desde comienzos del siglo XX. En 1989, el Director General de Salud Pública de los Estados Unidos publicó un informe en el que se determinó que los cigarrillos y otros productos de tabaco, tales como puros, tabaco para pipa o rapé (en polvo), son adictivos y que la nicotina es la droga del tabaco causante de adicción.

El informe indicó además que el tabaquismo era una causa importante de accidentes cerebrovasculares y ocupaba el tercer lugar entre las principales causas de defunción en los Estados Unidos. A pesar de esa advertencia, alrededor de 62 millones (29 por ciento) de estadounidenses de 12 años o más fuman cigarrillos en la actualidad, lo que hace de la nicotina una de las drogas adictivas de mayor uso en los Estados Unidos.

Peligros para la salud

La nicotina es extremadamente adictiva. Actúa como estimulante y sedante del sistema nervioso central. Su ingestión tiene como resultado un estímulo casi inmediato porque produce una descarga de epinefrina de la corteza suprarrenal. Esto estimula el SNC y algunas glándulas endocrinas, lo que causa la liberación repentina de glucosa. El estímulo va seguido de depresión y fatiga, situación que lleva al toxicómano a buscar más nicotina.

La nicotina se absorbe con facilidad del humo del tabaco en los pulmones y no importa si éste humo procede de cigarrillos o de puros. También se absorbe fácilmente cuando se masca el tabaco. Con el uso regular, se acumulan concentraciones de nicotina en el cuerpo durante el día, que persisten durante la noche. Por lo tanto, las personas que fuman cigarrillos a diario están expuestos a los efectos de la nicotina 24 horas al día. La nicotina absorbida al fumar cigarrillos o puros tarda solo segundos en llegar al cerebro, pero tiene un efecto directo en el cuerpo hasta por 30 minutos.

La investigación hecha ha mostrado que la tensión nerviosa y la ansiedad afectan la tolerancia a la nicotina y la dependencia de ella. La hormona producida por la tensión nerviosa o corticosterona reduce los efectos de la nicotina y, por lo tanto, es necesario consumir mayor cantidad de la sustancia para lograr el mismo efecto. Esto aumenta la tolerancia a la nicotina y lleva a mayor dependencia de ella. También se ha mostrado en estudios realizados con animales que la tensión puede ser la causa directa de una recaída a la autoadministración de nicotina después de un período de abstinencia.

La adicción a la nicotina produce síntomas de abstinencia cuando una persona trata de dejar de fumar. Por ejemplo, un estudio encontró que cuando se privaba de cigarrillos durante 24 horas a fumadores habituales, aumentaba su enojo, hostilidad y agresión, y disminuía su aptitud de cooperación social. Las personas que padecen de abstinencia también necesitan más tiempo para recobrar su equilibrio emocional después de la tensión nerviosa. Durante los períodos de abstinencia o de ansias de consumir nicotina, los fumadores han mostrado reducción de una gran cantidad de funciones psicomotoras y cognoscitivas, como por ejemplo la comprensión del lenguaje.

    • Las mujeres embarazadas que fuman cigarrillos corren mayor riesgo de tener niños nacidos muertos, prematuros o con bajo peso al nacer. Los hijos de mujeres que fumaron durante el embarazo corren mayor riesgo de desarrollar trastornos de la conducta. Estudios nacionales de madres e hijas han encontrado también que si la madre fuma durante el embarazo hay mayor probabilidad que las hijas fumen y persistan en fumar.
    • Es más probable que se vuelvan fumadores de cigarrillos los adolescentes que usan rapé que los que no lo usan. La investigación de la conducta está comenzando a explicar cómo las influencias sociales, como observar a adultos y compañeros fumando, influyen en la decisión del adolescente de comenzar a fumar cigarrillos o no. También ha mostrado que los adolescentes suelen ser resistentes a muchos tipos de mensajes en contra del tabaco.
    • La mujer que fuma suele tener una menopausa precoz. La que fuma cigarrillos y también toma anticonceptivos orales tienen mayor propensidad a padecer de enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares que otros fumadores; ese es el caso muy en particular para la mujer mayor de 30 años de edad.

Además de nicotina, el humo del cigarrillo consiste principalmente en una docena de gases (sobre todo monóxido de carbono) y alquitrán. El alquitrán de un cigarrillo, que varía de unos 15 mg en un cigarrillo regular a 7 mg en uno con poco contenido de alquitrán, expone al usuario a una alta tasa prevista de cáncer de pulmón, enfisema y afecciones bronquiales. El monóxido de carbono del humo aumenta la posibilidad de enfermedades cardiovasculares.
La Agencia de Protección del Medio Ambiente ha determinado que la inhalación del humo ambiental del tabaco causa cáncer de pulmón en los adultos y aumenta mucho el riesgo de infecciones respiratorias en los niños y de muerte infantil súbita.

¿QUÉ ES FUMAR?

Fumar no sólo es «un hábito». También es una drogadicción, ya que el hecho de fumar tabaco cumple con todos los criterios que definen al consumo de una sustancia como tal: existencia de tolerancia, dependencia, síndrome de abstinencia en ausencia de la misma, comportamiento compulsivo, etc.
La máxima responsable de todo esto es la nicotina, sustancia con un gran poder de adicción similar al de otras drogas como la heroína o cocaína.
De todas maneras cuando hablamos de dependencia del tabaco hemos de hacerlo en un sentido mucho más amplio y distinguir entre tres tipos de dependencia íntimamente relacionados entre sí:

    • DEPENDENCIA FISICA.- Es la provocada por la nicotina y la responsable del síndrome de abstinencia
    • DEPENDENCIA PSICOLÓGICA.- Es la que se fundamenta en procesos de condicionamiento. (después de las comidas, leyendo, esperando la guagua, etc.)
    • DEPENDENCIA SOCIAL.- Se basa en la aceptación social del tabaquismo y en las presiones ambientales que incitan al consumo de tabaco: publicidad, presión del grupo en adolescentes, imagen de seguridad y de dominio de la situación.

¿QUÉ ES DEJAR DE FUMAR?

Dejar de fumar no es un hecho puntual o aislado; dejar de fumar es un proceso. Un proceso en el que pueden distinguirse una serie de fases o etapas sucesivas, que es conveniente saber reconocer, y así orientarnos en la clase de ayuda que precisa el fumador para abandonar el tabaco.
Estas etapas son:

A. Fase de precontemplación:

En esta primera fase el fumador no se ha planteado todavía dejar de fumar, no encuentra motivo alguno para hacerlo. Fuma y se siente bien por ello (le da confianza, le ayuda en su trabajo, etc.) y no nota aún ninguno de los efectos negativos derivados de fumar.
Estamos ante un fumador «consonante», ya que hay plena consonancia entre la actitud mental del fumador hacia el consumo de tabaco y su conducta o práctica diaria.
El prototipo de fumador en esta etapa es el fumador joven (generalmente menor de 30 años) sin enfermedad alguna asociada al tabaco. Se calcula que hasta un 45% de los fumadores están en esta fase.

B. Fase de planteamiento o de contemplación:

En el inicio de esta etapa más avanzada del proceso de cambio, el fumador se plantea ya, aunque tímidamente la posibilidad de tener que dejar de fumar porque reconoce y asume, que el tabaco tiene consecuencias negativas para la salud.
El proceso continúa, en esta fase, con una aceptación, ya no sólo de que debe dejar de fumar para evitar riesgos para su salud, sino también para conseguir los beneficios que de ello se derivan.
El fumador que se encuentra en esta fase del cambio pasa, de ser un fumador «consonante» a ser un fumador «disonante», puesto que ahora existe una clara disonancia entre la actitud ante el tabaco, que ha cambiado, (se plantea dejar de fumar) ; y su conducta habitual, que sigue siendo la misma (sigue fumando). Hasta un 35% de fumadores se hallan en esta etapa.

C. Fase de acción:

En esta fase todavía más avanzada del proceso, el fumador es un «disonante máximo»; ya no sólo se plantea dejar de fumar, sino que pasa a la acción y decide dejar de fumar, asumiendo lo que implica. Nos encontramos pues ante un sujeto que presenta además del cambio de actitud, un cambio en la conducta frente al consumo de tabaco (deja de fumar).
Generalmente a lo largo de esta fase se producen varios intentos de lograr el abandono, con las recaídas subsiguientes, todo ello antes de conseguir pasar a la siguiente y última etapa. Hasta un 20% de fumadores están en esta fase.

D. Fase de consolidación o mantenimiento:

Aquí se encuentran aquellos fumadores que llevan más de 6 meses de abstinencia. El fumador se siente ya ex-fumador, y se mantiene sin fumar.
Generalmente hasta los 12 meses de abstinencia no se considera que un sujeto es ex-fumador.

E. Fase de recaída:

Evidentemente esta etapa no siempre se da, aunque como en toda drogadicción es bastante frecuente. De todos modos el fumador que recae no vuelve a la primera de las fases del proceso de cambio ni tampoco a la de acción. Suele haber una gran pérdida de la autoestima y pasan a la fase B, de planteamiento o de contemplación.
No debemos nunca olvidar que la única persona que deja de fumar es el propio fumador, nadie puede hacerlo por él, y por eso debemos de tener muy en cuenta que el médico, el personal sanitario en general, lo único que debe hacer, que no es poco, es ayudarle a avanzar en el proceso de cambio. Y además es fundamental saber que el motor del cambio es la motivación del paciente. La palanca que logrará que un paciente fumador pase de una etapa a otra son las ganas de lograrlo, la voluntad y seguridad en conseguirlo, en suma la motivación que tenga. Cuántos más y mejores motivos tenga para dejar de fumar más fácilmente logrará su objetivo

BENEFICIOS DE DEJAR DE FUMAR

A los 20 minutos
    • la presión arterial baja a nivel normal
    • la frecuencia del pulso baja a nivel normal
    • la temperatura de manos y pies sube a lo normal
A las 8 horas
    • el nivel del monóxido de carbono de la sangre baja a lo normal
    • el nivel de oxígeno en sangre sube a lo normal
A las 24 horas
    • la posibilidad de un ataque cardíaco disminuye
A las 48 horas
    • las terminaciones nerviosas comienzan a regenerarse
    • aumenta el sentido del olfato y el gusto
De 2 a 3 meses
    • mejora la circulación sanguínea
    • mejora la capacidad física (ya no se siente cansancio al caminar o hacer ejercicio)
    • la función pulmonar aumenta hasta en un 30%
De 1  a 9 meses
    • disminuyen la tos, congestión sinusal, la fatiga, la dificultad para respirar.
    • las células ciliares del pulmón crecen mejorando la habilidad para manejar secreciones bronquiales, los pulmones se limpian y se reduce el riesgo de infección.
    • la energía corporal en general aumenta.
Al 1 año
    • el riesgo de enfermedad o ataque coronario disminuye a la mitad comparado con los fumadores.
A los 5 años
    • la incidencia de muerte por cáncer pulmonar disminuye a la mitad
    • el riesgo de accidente cerebrovascular disminuye en el lapso de 5-15 años igualando al riesgo en no fumadores.
    • el riesgo de cáncer en la cavidad oral, laringe, esófago, vejiga, riñón y páncreas disminuye
A los 15 años
    • se iguala el riesgo de enfermedades cardiovasculares al riesgo de un no fumador.

10 MITOS SOBRE EL TABACO

1._ » Hay cosas mucho peores que el tabaco»

No tantas, porque el tabaco es causa de cáncer y el cáncer es la segunda causa de muerte en los países industrializados, detrás de las enfermedades cardiovasculares, con las que el tabaco se encuentra directamente relacionado.

2._  «He conocido a muchos fumadores que no han estado nunca enfermos»

Conozco personas muy mayores que fuman mucho y están muy bien. Seguramente recuerdas a algún anciano que ha fumado toda la vida y está bien. Observa su calidad de vida. ¿Tose?, ¿le cuesta respirar?, ¿qué grado de actividad física tiene?. Aún así, ese anciano ha tenido suerte, mejor para él. ¿Tú puedes asegurarte una suerte igual?. No olvides que sólo ves a los que llegan, a los que han muerto a causa del tabaco no los ves envejecer.

3._  «Los cigarrillos light no hacen daño, no son cancerígenos»

Los cigarrillos bajos en nicotina y alquitrán son menos nocivos, pero debes tener en cuenta que el grado de satisfacción del fumador depende directamente de la concentración de nicotina en sangre, lo que se traduce muchas veces en un aumento del número de cigarrillos consumidos; por tanto, el beneficio se anula.

4._ «Yo fumo poco porque casi todo el cigarrillo se consume en el cenicero»

El fumador que deja quemar el tabaco en el cenicero, procurando hacer menos ‘chupadas’, va a respirar mayor concentración de cancerígenos porque el humo que se desprende de la porción final del cigarrillo es cualitativamente más tóxico que el humo que se inhala directamente al fumar.

5._ «El tabaco contamina, pero más los coches y las fábricas. Un cáncer de pulmón te puede dar por la contaminación ambiental»

Los estudios epidemiológicos señalan que el tabaco es causante del 30% de todos los cánceres diagnosticados, frente a un 2% producido por la contaminación ambiental.

6._ «El tabaco me tranquiliza»

Has aprendido a regular tu forma de fumar para tranquilizarte, y esa ‘tranquilidad’ es debida a la acción central del tabaco, pero desaparecerá cuando los niveles de nicotina en sangre disminuyan y dará paso al síndrome de abstinencia. Recuerda que existen otros múltiples métodos para tranquilizarse y enfrentar el estrés cotidiano. O ¿crees que los no fumadores no se angustian ni se preocupan ni enfrentan a situaciones difíciles?. Lo hacen de otro modo y sin poner en juego su salud.

7._ «Necesito un cigarrillo para estudiar o trabajar»

Muchas personas han asociado el tabaco a situaciones tales como el trabajar y estudiar, y esto se ha convertido en un hábito como cualquier otro. Lo que no significa que no pueda hacerse sin tabaco, porque al fin y al cabo eres tú quien trabajas y estudias, no el cigarrillo. ¿En qué puede ayudarte un cigarrillo?. Intenta realizar estas actividades sin fumar durante algún tiempo y verás cómo muy pronto recobras los niveles de rendimiento que mantenías fumando.

8._ «Yo no dependo del tabaco, puedo dejar de fumar cuando quiera»

Prueba a dejar de fumar en una situación cotidiana de tu vida, no cuando estés enfermo; y verás que es más difícil de lo que pensabas. Te das autoexcusas para continuar con tu adicción y tu dependencia. Todo fumador es dependiente aunque fume poco.

9._ «El cigarrillo es un vicio muy difícil de quitar»

La adicción al tabaco tienen un doble componente. Una es la adicción física generada por la nicotina y otro es el hábito comportamental, la asociación que se ha establecido entre el tabaco y las distintas situacones y estados a los que se ve sometido el fumador a lo largo del día. Estas asociaciones son más difíciles de romper que la adicción física y deben ser tenidas en cuenta cuando se quiere dejar de fumar.

10._ «Se pasa muy mal cuando se deja, es peor el remedio que la enfermedad»

La dependencia física de la nicotina sólo dura alrededor de una semana. Sin embargo, los beneficios secundarios al abandono son progresivos y aparecen desde el momento en que se deja de fumar.

QUÉ ES EL SINDROME DE ABSTINENCIA

El síndrome de abstinencia constituye una serie de síntomas con los que su organismo responde ante la falta de administración de una droga, en este caso,  de la NICOTINA.
Puede ocurrir que note un deseo inevitable de fumar, irritabilidad, frustración o ira, ansiedad, inquietud, insomnio, cierta dificultad de concentración, ánimo depresivo, dolor de garganta, catarro, tos, aumento de apetito. No obstante, estos síntomas NO deben ser NUNCA una excusa para volver a fumar, dado que son pasajeros y no suelen durar más de unas semanas desapareciendo en pocos días por sí solos.
Cuando tratan de dejar de fumar, los fumadores pueden sentir todos o algunos de los síntomas,. Estas sensaciones provocan las ansias por más cigarrillos. Por esta razón muchas personas tienen gran dificultad para dejar de fumar. Luego de un tiempo el síndrome de abstinencia desaparece, y es en este momento cuando resulta más fácil dejar de fumar o de usar otro tipo de tabaco
En ocasiones se produce un aumento de peso al dejar de fumar. Para evitar que esto suceda es necesario tomar alimentos ricos en fibra y bajos en calorías. Así mismo, también puede ayudar a mantener el peso habitual la práctica de ejercicio físico, utilizar menos el coche, subir y/o bajar andando las escaleras de su domicilio, ir al trabajo a pie, practicar deporte, etc.

FUMADOR PASIVO

Actualmente hay probada evidencia de los riesgos que tienen para la salud la involuntaria exposición al humo de los cigarrillo. Estos riesgos van desde las pequeñas molestias de todos conocidas hasta una mayor incidencia de enfermedades respiratorias y cardíacas. Así, exposiciones agudas en habitacioes llenas de humo han reducido la tolerancia al esfuerzo en pacientes con angina de pecho, y exposiciones prolongadas al humo del tabaco han causado aparentemente enfermedades respiratorias en niños pequeños y cáncer de pulmón en adultos, mientras que el paso de los componentes del tabaco a través de la placenta lleva a las mujeres embarazadas fumadoras a tener niños prematuros, de bajo peso al nacer, y con coninuas anormalidades de crecimiento y desarrollo, resultado de su exposición pasiva a los componentes nocivos del trabajo.
Es muy difícil escapar de los ambientes contaminados por el humo del tabaco, ya sea en los propios hogares, en los lugares públicos, cafeterías, transporte…, e incluso en aquellos donde se dispensa asistencia sanitaria. Afortunadamente, parece que se empiezan a respetar los derechos de los no fumadores y a tomar medidas legislativas y restrictivas, tales como zonas de no fumadores, e incluso algunos lugares de prohibición total de fumar.
En el humo de los cigarrillos están presentes gran número de sustancias. Los componentes más estudiados y que son más tóxicos para el organismo humano son la nicotina, el monóxido de carbono, el óxido nitroso, el cianuro de hidrñógeno, acroleínas, fenoles, ácido fórmico, formaldehido y alquitranes.
La cantidad de nicotina por cigarrillo oscila entre 0.4 y 3.0mg, aunque los comerciales no sobrepasan los 1.5mg. En ambientes cerrados con muchos fumadores, poca ventilación, y donde la concentración de humo alcanza cotas elevads, se han detectado concentraciones de 3.4 a 4.2mg de nicotina por metro cúbico. Esto inidca que en estos ambientes el aire muy contaminado penetra en el aparato pulmonar de los que fuman y de los no fumadores presentes, dando lugarl al fenómenos de los inhaladores pasivos del humo. Se estima quen en lugares cerrados y poco ventilados, un no fumador puede inhalar en una hora expuesto al humo de cigarrillos el equivalente a haber fumado un cigarrillo.
Otro compuesto, el monóxido de carbono, gas de elevado porder tóxico, se desprende durante la combustión del cigarrillo. Su unión con la hemoglobina de la sangre forma la carboxihemoglobina, la cual dificulta la buena oxigenación de los tejidos. En casos de intoxicación masiva por monóxido de carbono se produce la muerte por anoxia grave cerebral y tisular. Por término medio , un no fumador tiene un 2% de carboxihemoglobina en su sangre, mientras que un fumador en torno al 19%. Tras la inhalación pasiva de humo d tabaco puede registrarse deterioro de la función psicomotora si se alcanza una determinada concentración de carboxihemoglobina. Inicialmente se percibe sensación de embotamiento cerebral, cefalea y alteraciones visuales.
Pero los componenetes más abundantes en la combustión del tabaco son los alquitranes. Son las sustancia carcinogénicas y co-carcinogénicas por excelencia, debido a su participación en la génesis de procesos tumorales en el  organismo humano. El índice de alguqitranes en la composición del tabaco es por término medio del orden de 1.8-2.0mg.
EFECTOS DIRECTO DEL TABACO

EN LOS FUMADORES PASIVOS

    • Los fumadores pasivos tienen el doble de posibilidades de desarrollar cuadros respiratorios obstuctivos y cáncer de pulmón sin conviven diariamnte con fumadores. SI el individuo es portador de un padecimiento respiratorio, con su exposición al humo de tabaco éste se verá agravado y se incrementarán sus posibilidades de presentar manifestaciones clínicas dependientes del mismo.
    • Otros efectos que se han encontrado en fumadores pasivos han sido en pacientes asmáticos, cuyos síntomas respiratorios se agravan con la exposición al humo de los cigarrillo. Igualmente, hay relación entre que los padres fumen y la prevalencia de infecciones respiratorias en sus hijos.
    • Pero donde tiene una clara incidencia la exposición pasiva al humo de los cigarrillos es en el feto. Diversos estudios epidemiológicos han puesto de manifiesto los efectos que tiene que la madre fume cuando está embarazada. El paso de los gases tóxicos y vapores inhalados por la madre fumadora o fumadora pasiva se efectúa a través de la placenta. Esto hce que cambien las condiciones en las que se desarrolla el feto durante la vida intrauterina.

Que la madre fume origina una gran cantidad de problemas en el feto tales como prematuridad, bajo peso al nacer, mortalidad perinatal incrementada y un deterioro del desarrollo físico y mental del hijo, a medio y largo plazo.
Los peligros para el recién nacido pueden prolongarse y verse aumentados por la secreción de productos en la leche materna durante la lactancia.

PROGRAMA PREVENTIVO

El desarrollo del programa se ha planteado de acuerdo al modelo PIDICE. Las fases de planificación fueron las siguientes: Preparar, Identificar, Diseñar, Cambiar y Evaluar.

FASE 1. PREPARACIÓN

¿Por qué se va a realizar este programa?¿Por qué este y no otro? me decidí por el desarrollo de este programa interventivo, porque considero que, hoy en día, un alto porcentaje de la población, especialmente adolescente y juvenil, fuman, hábito que, como se ha venido demostrando desde hace unos años, trae consigo una serie de problemas de salud a largo plazo bastante importantes.
Mi objetivo no es conseguir que la gente deje de fumar, lo cual sería considerado una utopía, ni siquiera  va a ir dirigido el programa a adolescentes y jóvenes en sí, sino que la población a la que va a ir dirigida este programa, la población diana, serán todas aquéllas personas que, derivadas por el médico al psicólogo, QUIEREN dejar de fumar por problemas de salud, o bien simplemente para todas aquellas personas que acudan al psicólogo buscando ayuda para dejar de fumar.
Ya que no conocemos de antemano la población concreta (los individuos) que requerirá ayuda, resulta útil estar preparados para recoger información, cuando venga nuestro cliente, acerca de su historial clínico,  esto es, pedirle al médico de cabecera que lo ha derivado el historial clínico del sujeto para, de este modo, conocer mejor su situación actual.
Así mismo, a lo largo de todo el programa utilizaremos diversos autorregistros y cuestionarios que explicaremos más adelante.

 FASE 2. IDENTIFICACIÓN

Definición del problema

El consumo de tabaco supone un importante problema socio-sanitario y un reto para los profesionales de la salud.  Se da en todo el mundo y el consumo del mismo es tan elevado que se le ha llegado a llamar la «epidemia del S.XX».

Incidencia

En España, aproximadamente el 34% de la población general adulta fuma, y el 20-28% de los escolares (aunque varía en este grupo con la edad pudiendo llegar incluso al 50%), con una edad de inicio de 13-14 años. Del grupo de profesionales modelos o ejemplarizantes, el 36% de los médicos fuman y el 34% de los profesores.

Consecuencias

Muy al contrario de lo que antes se pensaba, el tabaco constituye la principal causa de enfermedad y muerte prematura en los países desarrollados.
Según los datos de la Organización Mundial de la Salud (O.M.S.), el uso del tabaco ocasiona la muerte, de forma directa e indirecta, de al menos 3 millones de personas en todo el mundo, de las cuales unas 450.000 pertenecen a países de la Unión Europea, y de éstas unas 45.000 a España (como curiosidad, en España el SIDA provoca aproximadamente 8.000 muertes/año y los accidentes de tráfico unas 6.000).
En los países en los que el hábito de fumar está bien establecido, éste influye en aproximadamente uno de cada tres de todos los cánceres especialmente los de laringe, cavidad oral, esófago, estómago, hígado, páncreas, riñón, vejiga, cérvix y pene, así como leucemias y mielomas.     Por todos es bien conocido que el 90% de las muertes por cáncer de pulmón están producidas por el tabaco.
También es de destacar que, un 15-20% de los fumadores desarrollan bronquitis crónica, y que de los pacientes diagnosticados de esta enfermedad el 80-90% son o han sido fumadores. Además, se ha demostrado que el tabaco es el responsable de un 20-25% de las anginas de pecho y de una mayor incidencia de enfermedades respiratorias, enfermedades cerebro-vasculares, úlcera péptica, diversas complicaciones del embarazo, amputacion de extremidades, enfermedad de Berger, etc.
De acuerdo con el Instituto Nacional del Cáncer, de los Estados Unidos, el 52% de las muertes entre hombres fumadores se deben al hábito de fumar. Entre las mujeres fumadoras, el 43% de las muertes están relacionadas con el cigarro.
En el siguiente cuadro se expone, de manera muy esquemática, la relación del tabaco con diversas enfermedades.

Categoría Causa de Muerte
A Cáncer de pulmón Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (incluye enfisema) Enfermedad vascular periférica (incluye aterosclerosis) Cáncer de la laringe (garganta) Cáncer de la cavidad oral (incluye boca y faringe) Cáncer de esófago
B Derrame cerebral Enfermedad de las arterias coronarias Cáncer de la vejiga Cáncer de los riñones Cáncer del páncreas Aneurismas de la aorta
C Mortalidad perinatal (muerte del bebé inmediatamente antes o después del parto)
Cáncer del cuello de la matriz
Cáncer del estómago
Úlcera del estómago
Úlcera del duodeno
Neumonía
Cáncer del hígado
Síndrome de muerte infantil súbita (muerte de cuna)
D Alcoholismo
Cirrosis del hígado
Envenenamiento
Suicidio
E Cáncer del endometrio
Enfermedad de Parkinson
Colitis crónica ulcerosa

A = Enfermedades para las cuales se ha establecido una relación causal directa (las muertes están directamente relacionadas con el uso de tabaco). Fumar cigarros se considera el principal factor de riesgo relacionado con la causa de muerte por estas enfermedades.
B = Enfermedades para las cuales se ha establecido una relación causal directa. Sin embargo, el fumar cigarros es uno de varios factores de riesgo relacionados con la causa de muerte por estas enfermedades.
C = Enfermedades que son más frecuentes (mayor riesgo) en personas que fuman cigarros (según estudios epidemiológicos). Sin embargo, todavía no existen suficientes estudios para determinar si el fumar cigarros es un factor de riesgo relacionado con la causa de muerte por estas enfermedades.
D = Condiciones o enfermedades en las que se observa una mayor cantidad de muertes entre las personas que fuman cigarros. Sin embargo, la relación entre el fumar cigarros y las muertes producidas por estas condiciones se debe a otros factores de riesgo, conocidos como factores de confusión.
E = Enfermedades en las que las personas que fuman tienen menor riesgo de morir.
Concluiremos este apartado argumentando que, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, existen más de 1,2 miles de millones de fumadores en todo el mundo, y cerca de cuatro millones de muertes anuales son causadas por el uso de tabaco

Factores de riesgo y factores de protección

FACTORES DE RIESGO

Factores fisiológicos: frustración, malestar, ansiedad o ira, inquietud o agitación, impaciencia, dificultad para la concentración, insomnio, cansancio, estrés, alborozo.
Factores psicológicos:  determinadas situaciones que el fumador relaciona con la conducta de fumar. Se asocian determinadas actividades más o menos placenteras con el acto de fumar, llegando a automatizarse el hecho de realizar dicha actividad con el consumo de tabaco (después de comer, mientras se toma un café, beber alcohol, mientras ve el fútbol, antes de acostarse, mientras trabaja o estudia…).
Factores sociales: estar entre fumadores, salir de copas o con sus amigos, discutir, que te ofrezcan un cigarrillo….

FACTORES DE PROTECCIÓN

Presentar habilidades sociales, ser asertivo, hacer ejercicio físico, estar en un entorno de no fumadores,  tener una alta autoestima y un cierto  control emocional, tener apoyo social, tener información correcta acerca de las consecuencias del tabaco.

Análisis funcional según el modelo ABC

ANTECEDENTES BIOGRAFÍA CONSECUENTES
· Situaciones frustrantes (por ej. discutir con algún amigo).
· En determinadas situaciones altamente ligadas al consumo de tabaco (después de comer, antes de acostarse, en un bar…)
· Ofrecimiento de un cigarro
·Presión grupal
Etc
· Piensa que dará una mejor imagen si se fuma un cigarro.
· Cree que el cigarro le reducirá la ansiedad.
· Se siente aburrido, muy alegre, nervioso o ansioso.
· Insomnio
· Percibe que le tienen más en consideración cuando se fuma un cigarro..
Etc
· Disminución de la ansiedad
· Reconocimiento grupal
· Aumento de la autoestima.
· Manejo del aburrimiento.
Etc

Susana Zazo Díaz

Psicóloga
Antiguo miembro del equipo de Psicoterapeutas.com

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